En esta ocasión no paré en Villafranca de los Montes de Oca. Sí pasé por la panadería, pero a diferencia de otros años, no te podías llevar medio pan, y un pan entero era mucho pan, mucho bulto y hago de peso.
Los primeros pasos por la población es por la carretera que en trozos no tiene ni aceras. Pronto llegas a la altura de la iglesia parroquial de Santiago, como visteis en las últimas fotos de la entrada anterior.
Aproveché que había allí una fuente, para reponer agua en la cantimplora, sacarme el polar que me puse al principio de la etapa y empezar la subida que en breve se convierte en un sendero pedregoso hasta que alcanza un camino.
Me pregunto, como no te dirigen directamente a ese camino, pues evidentemente venía de la población, posiblemente de la mismísima carretera. Nada solo ganas de tocar los pinreles, sobre todo a los sufridos ciclistas, algunos hasta con un remolque, como uno que me encontré a media subida, antes de llegar al sendero que imposible pudiera subir.
Llegado arriba, sigue la subida, al menos hasta la fuente de Mojapan, donde hay una buena vista y una zona de descanso. La fuente se encuentra a la izquierda, bajando unos escalones, por lo que pasé de largo, sin ver, si en verdad, salía agua.
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Subida hacia la fuente de Mojapán |
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Vista desde la fuente de Mojapán |
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como muestra de que nos encontramos a más de mil metros de altura, la única flor que persiste es el brezo en flor. |
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el brezo en flor |
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monumento a los caídos en 1936 en el puerto de la Pedraja |
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ya hemos llegado arriba, nos quedan unos ocho kilómetros por este camino o cortafuegos hasta que lleguemos a San Juan de Ortega. El suelo del camino está lleno de piedras o de piñas, escribiendo nombres de peregrinas, dando ánimo, para que llegue a buen fín |
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finalmente ya he llegado a San Juan de Ortega. Me recuerdo de la primera vez que conocí a su párroco, José María Alonso, uno de los precursores del Camino actual, junto con el que fuera también párroco de O Cebreiro |
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