sábado, 18 de noviembre de 2017

El Camino de Santiago, camino francés. De Boadilla del Camino a Villarmentero del Campo 1

Esta etapa debería haber sido de Boadilla del Camino a Carrión de los Condes, pero se me cruzó la lluvia, para lavar a los peregrinos de sus culpas.

Además esta era la tercera vez que pasaba por Frómista y en esta ocasión solo faltaban unos minutos para que abrieran la visita de la iglesia románica de San Martín de Frómista.

En anteriores ocasiones me tuve que conformar con fotografiar su exterior.

Al salir del albergue El Camino de Boadilla del Camino el día estaba gris y empezaba a caer las primeras gotas, por lo que empecé los preparativos de lluvia.

Siguiendo las flechas amarillas hasta que se perdieron. En un cruce tomé la pista equivocada, pero, cuando me paré, para cubrir la mochila con su funda impermeable, me coloqué un sombrero impermeable sobre los cuatro pelos que aún me quedan, vino otra peregrina, para avisarme que había cogido el camino equivocado. Ésta fue el primer ángel de la guarda del día.

Antes he dicho que me puse un sombrero y es debido que como llevo gafas, si me tapo la cabeza con el gorro del impermeable, no sé por qué, los cristales de las gafas se me empañan y entonces no veo ni lo poco que veo, luego es preferible mojarse que no ver nada.

Como llevo normalmente gafas bifocales, debido a la alta graduación de astigmatismo no me aconsejan utilizar lentes progresivos, tengo que recorrer el camino con gafas con cristales para lejos, para poder ver el suelo enfocado. Digo esto como consejo para otros peregrinos que se encuentren en una situación similar. Así en el bolsillo de los pantalones tengo que llevar una funda dura para guardar las gafas que no utilizo.

Ya en el camino correcto pronto nos acompaña el canal imperial que dejaremos, pasadas unas compuertas o los restos de ellas.









Aquí me encontré a un peregrino italiano muy original, pues llevaba entre sus pies una pelota de fútbol que iba rodando. Eso sí con el chubasquero, aunque en ese momento no llovía, parece ser que ya teníamos suficiente agua con el agua del canal imperial de Castilla.













Ahora ya llegamos a los restos de las compuertas.




















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