5. RESTAURACION
Cerca de un siglo llevó abandonado el monasterio, habiendo
llegado los edificios al borde de una ruina inminente. Sin duda hubieran
desaparecido para siempre, si Dios no dispone los acontecimiento de manera que
encontrara un corazón generoso que se interesara por salvarle. Merece grabarse
con letras de oro en la historia de la abadía el nombre de don Florencio
Cerviño González, obispo de Orense (1922-1941), quien a poco de tomar posesión
de la diócesis y visitar el monasterio, partido de angustia el corazón ante
aquel atentado contra el arte y la fe de nuestros mayores, concibió la idea de
devolverle a la vida, no parando hasta lograr instalar en él un grupo de monjes
cistercienses el 15 de octubre de 1929.
A pesar de que los primeros años fueron muy duros para la
pequeña comunidad, por carecer de medios de vida, y verse rodeados de ruinas
por todas partes, se mantuvieron fieles al carisma fundacional, soportando
tantas contrariedades como les salieron al paso. Poco pudieron hacer por la
restauración del edificio, por la falta de medios. No obstante, hasta 1966 no
se comenzaron en serio las obras de restauración, seguidas día a día, bajo la
dirección de los propios monjes, que las han llevado a cabo con la perfección
que todos pueden ver. Tan llamativa ha sido la labor realizada, que la propia
Diputación de Orense, que es la que más ha ayudado a la obra restauradora,
otorgó en 1990 la Medalla de Oro a los monjes, al par que ella misma se ocupó
de presentar al consejo internacional la obra llevada a cabo con el fin de
optar al Premio Europa Nostra, que suele conceder ese organismo a los edificios
bien restaurados o recuperados. Fue otorgado, en efecto, en el mismo año 1990,
habiéndose desplazado desde Madrid para otorgarlo la reina doña Sofía de
Grecia.
Al par que la obra restauradora, se ha enriquecido el
monasterio con una notable biblioteca y un pequeño archivo, que están prestando
señalados servicios a la cultura, volviendo a recuperar el monasterio el
distintivo característico de los monjes antiguos, que fueron los mejores
transmisores de la cultura.
|
fachada del Escriptorium al patio de los monjes en el monasterio de Osera. Dos ventanas y una puerta acristalada para que entre más luz a la estancia. |
|
techo del Escriptorium del monasterio de Osera |
|
parte baja del claustro del patio de los monjes en el monasterio de Osera |
|
techo de la escalera de la chimenea del monasterio de Osera |
|
techo de la escalera de la chimenea del monasterio de Osera |
|
techo de la escalera de la chimenea del monasterio de Osera |
|
claustro superior del patio de los monjes en el monasterio de Osera |
|
monasterio de Osera u Oseira |
|
techo del refectorio antiguo de los monjes en el monasterio de Osera |
|
techo del refectorio antiguo de los monjes en el monasterio de Osera |
|
presidencia del refectorio antiguo de los monjes en el monasterio de Osera |
|
galería junto al refectorio antiguo de los monjes en el monasterio de Osera |
|
galería junto al refectorio antiguo de los monjes en el monasterio de Osera |
|
claustro superior del patio de los monjes en el monasterio de Osera |
|
fuente para el lavado de los monjes antes de entrar en el refectorio antiguo de los monjes en el monasterio de Osera |
No hay comentarios:
Publicar un comentario