miércoles, 20 de febrero de 2013

Camino Porugués: De Tuy a Mos

Por la mañana salimos temprano sobre las siete de la mañana. El camino nos llevó hacia un cruceiro.

Cruceiro de San Bartolomé a la salida de Tuy

Detalle del cruceiro de San Bartolomé

Como el albergue se encuentra cerca de la catedral, lo primero que haces es volver hacia ella y despedirse de Santa María, pasar por delante del convento de las Clarisas, dejar atrás el convento de Santo Domingo y a unos 200 metros pasamos junto al cruceiro de San Bartolomé.

Seguimos las flechas hasta llegar a un vado, donde está el puente Ponte da Veiga.

Ponte da Veiga a la salida de Tuy
Ahora viene un tramo querido por el peregrino, pues andas por una pista forestal en medio de un bosque de eucaliptos. Muy agradable es atravesarlo, aunque lo temprano del día no te mitiga el calor de la jornada, ya pasaré calor al salir de Porriño.







Uno de los tramos deseados por el peregrino es el paso del Ponte das Febres, donde enfermó San Telmo.




Aún tengo por compañero a Jorge, pues como a él le quedaban más días hasta volver a Alemania se quedó en Porriño.

Un horreo en el camino


Asistencia para el peregrino
Entre Magdalena y Orbenlle nos encontramos esta agradable asistencia al peregrino. Tan completa no la había visto en ningún sitio. De izquierda a derecha se puede ver una máquina de refrescos, luego una máquina de Coca-Cola y a la derecha una máquina con bebidas calientes, todas ellas a un precio ajustado, pero hasta aquí todo parece normal, aunque sean tres máquinas, pero lo sorprendente es que colgado de la pared, junto a la máquina de las bebidas calientes, hay un boitiquín, que estaba abierto y bien surtido de todo lo que necesita un peregrino, para hacer una cura de urgencia. Es verdad que la mayoría de peregrinos habíamos comenzado en Tuy a menos de nueve kilómetros, por lo que pasamos a un horario matutino, bastante fresco, pero también están los extrajeros, americanos o centroeuropeos que salen a las tantas. Este pasado año que tuve que terminar averiado en Ponferrada y esperando que saliera el tren de vuelta, me encontré a unos norteamericanos y unas alemanas, desayunando pasadas las diez de la mañana. ¿A qué hora pensaban llegar a Villafranca del Bierzo? La etapa es corta respecto a otras previas castellanas, pero llegarían pasadas las cuatro de la tarde a pleno sol, es decir a la hora de más calor.

Algunos pocos portugueses podrían empezar la etapa cerca de Valença do Minho y si se entretienen visitando la catedral de Santa María de Tuy, llegarían a pleno sol a este lugar. Pero luego viene lo bueno.

En la foto no se ve que a la derecha de la puerta habían un banco corrido, donde podías descansar o los averiados curar sus males.

Puente medieval antes de Orbenlle

Con esta foto me despido de Jorge que antes de llegar al polígono industrial que se encuentra a la salida de Orbenlle, se paró en un bar para almorzar con otras alemanas, aquellas que comenté en Rates que se daban al vino "zu trinken".

Pasado este remanso de tranquilidad y belleza viene uno de los tramos más tediosos de todos los caminos. Una recta de más de tres kilómetros por el polígono. Cada uno elige por donde quiere andar: por la acera, la calzada o por las hierbas, Pensar que a nuestro paso, cargados con la mochila supone casi una hora de camino. Cuando llegas arriba, pues la recta hace barriga, es más distraido, pues supones cerca Porriño.

En Porriño me volví a encontrar a Jorge, pero ya definitivamente nos despedimos. Era el mediodía de un día soleado. Porriño como población importante tenía cierta vitalidad.

Yo quería seguir hacia Redondela, pero el sol cada vez apretaba más. El trayecto poco atractivo y como la siguiente etapa era corta, decidí terminar mi etapa en Mos.

Pregunté en el albergue si tenían sitio, claro que sí, pues casi era el primero en caer. Ya eran pasadas las dos de la tarde y pensar en que quedaban casi diez kilómetros has Redondela, pensé que era mejor dejarlo para otro día.

Elegí una cama (litera). Dentro había una pareja extranjera que después de ducharse, estaban preparandose la comida. Yo me duche y siguiendo el protocolo que ya os he comentado anteriormente, atravesé y fue al bar-tienda de comestibles que regentaba la misma que el albergue y fui a comer.

Recuerdo que primero me prepararaon una ensalada con lechuga, tomate, atún, aceitunas y algo más que me lo supondría, pues no me recuerdo. Luego me ofrecieron carne asada con una fabulosa salsa de zanahorias reducidas a puré con patatas fritas. De postre seguro que tomé helado y no se si fruta.

Cuando estaba con el segundo plato fue apareciendo gente, los primeros comieron, descansaron y continuaron hasta Redondela, la mayoría, parada y fonda. La mayoría se convirtieron en nuevos compañeros del Camino, ya que como os dije Jorge se quedó en Porriño y siguió un día tras de nosotros, el alemán casado con la portuguesa se quedó en Portugal, las alemanas jovencitas que mostrté en Rubiaes terminaron el camino, pues habían quedado con otra amiga, las alemanas adictas al vino ya nolas volví a ver. A Santi y Simoneta que los conocí en Ponte de Lima, comieron en Mos, pero siguieron hasta Redondela. María Angeles, Débora y Salomé coincidimos en gran parte del camino por Galicia.

Dos extrajeras, pues ahora no recuerdo sus nacionalidades. La de la izquierda es de la pareja que llegó antes que yo.

Salomé, burgalesa

Débora, extremeña

Pablo, español (lo conocí en Rubaies, pues llevaba una cámara reflex) y Ricardo, portugués

Mavi y su hermano, andaluces

Pablo, Ricardo y el chico de la pareja que llegó antes que yo

Simoneta, italiana, con Santi, catalán. A esta pareja los conocí en Ponte de Lima. Ellos eran los únicos que habían empezado en Lisboa y por lo tanto habían recorrido el Camino Portugués entero.

Angeles, andaluza, se sentó delante mío y me alegró la tarde. Se me fueron todos los males.

Ester y Alejandro, hermano de Mavi, granadinos

Ángeles y Débora, al fondo


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