sábado, 8 de diciembre de 2012

Mis primeros pasos ...

Nací en Barcelona, en el barrio de La Salud en Gracia. Entonces por mi calle pasaba el tranvía, la línea 24 como el autobús actual. Creo recordar que iba de la plaza Cataluña hasta la Travesera de Dalt a la altura de la calle Escorial. La calle estaba adoquinada con las vías de ida y de vuelta, por lo que la calzada sólo tenía el ancho suficiente para dos carriles, o mejor dicho, dos vías. En 1965 asfaltaron la calzada, cambiando el tranvía pintado de rojo por un autobús marca Pegasso pintado de verde. En la década de los setenta se ensanchó la calle hasta el ancho actual. Como la convirtieron en el Cinturón de Ronda hasta que poco antes de la Olimpiadas de 1992, al construir el Cinturón de Ronda, rebajaron la circulación de la calle. Entonces eliminaron la funcionabilidad de los tres pasos inferiores a lo largo de la calle, para poderla atravesar los peatones.
                    Capilla dedicada a Ntra. Sra. de La Salud que dio nombre al barrio

Si bien mis primeros pasos no los dí en Barcelona, sino en Sant Privat de Bas, donde aquel verano mis padres fueron a pasar unos días a esa localidad del Pirineo gerundense.
Durante la guerra civil le llamaban "Pep, el alpinista", pues está enfilado encima de iglesia.

A caso los siguientes los daría en el Santuario de San José de la Montaña, cuya explanada delantera era menor que la actual. Años después, para ampliar las instalaciones del orfanato, se desdobló ésta, con unas dependencias inferiores que quedaban cubiertas por parte de esta nueva explanada. También hicieron una nueva capilla dedicada a San José, a cambio de la cripta que ahora está dedicada a la beata Petra de San José.
                               Santuario de San José de la Montaña

A este santuario mi familia siempre ha sido devota, empezando por ni abuelo a principios del siglo pasado, siguiendo por mi abuela que le sobrevivió muchos años como por mis padres y el resto de la familia.

Durante mi infancia también disfruté de la proximidad del Parque Güell, donde iba a merendar las tardes veraniegas. Recuerdo que entonces había una fuente al fondo de la sala hipóstila con una agua buenísima que brotaba de la pared, hasta que el entonces alcalde de Barcelona, don José María de Porcioles, que se decía tenía intereses en una marca de agua mineral, clausuró la fuente y con ella la visita de mayores con su garrafa para recoger un agua buenísima frente a la imbebible agua corriente, procedente de un salado río Llobregat que bañaba toda la cuenca salina de Suria y Cardona. En otro momento recrearé esos momentos, esos recuerdos.
                               El Dragón de las escaleras del Park Güell

Para recuerdos los comercios que habían en la calle Travesera de Dalt. Cerca de casa había un colmado, el Camilo y su mujer atendían a un público, pues el primer supermercado del barrio lo inauguraron sobre 1965. En el Camilo a la entrada detrás de la puerta había un racimo entero de plátanos de donde iban desgarrando los frutos según petición del comprador. Se envolvía con papel de estraza, con paperinas o bolsas de papel. El aceite se servía en los envases que traía el cliente, unos una botella de cristal, otros un recipiente de metal y otros directamente en la aceitera. Tenían un bidón metálico con el aceite y encima un dispensador manual que elevaba la cantidad deseada hasta un medidor de cristal marcado, mediante una manivela. Luego se invertía el proceso descargando la cantidad de aceite en el envase.

Yo estaba absorto por la manivela y os contaré, que si alguna vez subía a un taxi, le daba a la manivela para subir el cristal de la ventanilla, como si accionara la manivela del dispensador de aceite, siempre con prudencia, para evitar la réplica del taxista.
Papel higiénico "Las 400 hojas del Elefante" (foto publicada en todocoleccion.net)

Volviendo al colmado, delante del mostrador tenía unos cubos de cartón con armazón de madera que contenían escamas de jabón Lagarto, para el lavado de la ropa. Más tarde saldrían los detergentes, tales como OMO que llevaban animales de goma o plástico entre el detergente, por lo que buscábamos para completar nuestro zoológico particular. Otro artículo significativo era el papel higiénico de "Las 400 hojas del Elefante" de color marrón como el cartón, forrado por un papel de celofán amarillo rotulado en rojo y negro. Todo un lujo, pues no existía el papel de celulosa, y ese hiriente papel era el sustitutivo al papel de diario u otros materiales. Habían latas con pimentón o con canela a granel. Sacos con legumbres: garbanzos, lentejas, judias y más cosas.



Si queréis recordar ese ambiente, no en Cataluña, sino en Asturias en Grandas de Salime se encuentra el museo Etnográfico: http://www.museodegrandas.com/
o en YouTube: http://www.youtube.com/watch?v=99SHXgMaF7M


La "tienda de comestibles" en el museo Etnográfico de Grandas de Salime (publicado en calidadrural.com)

El museo lo conocí en el 2004, año Xacobeo, recorriendo el Camino Primitivo.

Espero que os guste este comentario, recuerdos del pasado, de una parte de nuestra vida, donde no habían móviles, ni ordenadores, ni internet a través del cual podemos compartir estos sentimientos.

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