Cualquiera que conozca el Camino Primitivo sabrá que esta etapa es atípica, pues saliendo de Lugo se suele pernoctar en San Román de Retorta, pero la sorpresa fue nuestra, pues en San Román de Retorta que entonces disponía sólo de un albergue privado, lo habían cerrado unas semanas antes por actos vandálicos de supuestos peregrinos sobre los aseos del albergue. Digo supuestos peregrinos, pues por parte de los propietarios del albergue había cierto abandono del albergue y por otra parte porque los aseos se aacedían directamente del exterior, quien sabe para utilizarlos también por los clientes del bar-tienda que atendía a vecinos de la zona.
Es verdad que la sorpresa no fue tal, ya que nos habían avisado en el albergue de Lugo que no contáramos con ese albergue.
Al salir de Lugo sobre las 7 de la mañana o antes dejamos atrás la ciudad y empezamos a subir hacia Seoane. Primero pasamos por el mojón que nos indicaba que faltaban 100 Kms ( aquien siguiera el camino directo a Melide), luego atravesamos una carretera por un cruce peligroso que irónicamente se encontraba cerca de un cementerio.
Seguimos por Carrigueiros, Burgo do San Vicente, Crescente hasta llegar a San Román de Retorta.
Iglesia de San Roman de Retorta
Como el primer tramo hasta San Román de Retorta sólo dista unos 19 Kms de Lugo y como recorrí ese tramo con los dos compañeros que mostré en la etapa anterior, verdaderos galgos donde los haya, antes de las 11 de la mañana ya habíamos llegado a San Ramón.
Ante la imposibilidad de encontrar otro albergue alternativo, ellos decidieron seguir hasta Melide, lo que suponía hacer dos etapas en un día con casi 50 Kms. Para mi era demasiada distancia, especialmente al ritmo que llevaban, lo que seguramente me hubiera supuesto "romperme" en el camino.
Yo decidí hacer una etapa unos diez kilómetros más corta y en San Xurxo de Augas Santas seguir la carretera hacia Palas de Rey.
Después de almorzar en San Román de la Retorta, los compañeros compraron comida y bebida para llegar a Melide. Me recuerdo que el compañero mayor, quien vestía de azul en la foto que aparecen los dos en la etapa anterior, quería tomar vino en la comida y le llenaron una botella de vino con vino blanco. Nos despedimos y ellos pusieron "el turbo" y rápidamente me dejaron atrás. Pero como hay que ser optimista, recordar que ningún otro peregrino que pernoctara en Lugo no nos había adelantado, todos seguían detrás.
Iglesia románica de San Roman de Retorta
Al salir de San Román fui solo, pero seguía sin que me adelantara nadie, por lo que si yo lo empezaba a pasar mal, peor estarían los que iban detrás. El sol empezaba a calentar y como hasta Palas de Rey no había ninguna fuente ni ningún bar o establecimiento que pudiera comprar bebida, la situación se fue complicando.
Durante unos catorce kilómetros eguí el Camino Primitivo, pasando por Seixalbos, Xende, Valina, Mosteiro, Leboreira hasta San Xurxo de Augas Santas.
Allí cogí una variante hacia Palas de Rey, es decir seguir una carretera secundaria con escasa circulación. Como quedé sin agua, pregunté en una casa, donde me dieron un vaso de agua fresquita, pero no me pudieron dar más, pues no tenían.
Unos kilómetros más adelante pregunté en otra casa, donde una chica muy simpática, a pesar de padecer una disminución al andar que hubiera amargado a cualquiera, me recibió en su jardín con una sombra reconfortante y un grifo abundante. La conversación fue muy agradable, lo que me dio fuerza para seguir adelante.
Llegué a Palas de Rey pasadas las cuatro de la tarde. Como el albergue ya estaba lleno, busqué una habitación y tras ducharme, bajé al bar para comer algo. Gracias a su atención y a pesar de la hora pude comer, como si fueran tres horas antes. Este día conocí otros personajes del camino, otros peregrinos que hacían el camino de otra manera. La suspensión estaba averiada. La planta del pie derecho tenía varias ampollas.
Después de comer, ya eran casi las seis de la tarde
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